La Política del Género
Jeremy Lewison[1]
La política
de la presentación de Jackson Pollock es por hoy una discusión familiar dentro
de los estudios sobre el artista. Con gran justificación, se han dedicado
artículos a la imagen masculina que proyectaron él y otros expresionistas
abstractos. La reputación de Pollock fue creada tanto por las fotografías que
le tomaron Hans Namuth, Arnold Newman y Rudolf Burckhardt como por la evidencia
de las pinturas. Estas fotografías, aliadas con el lenguaje beligerante y masculino
empleado por los críticos para
describir tanto al artista como a su arte, mucho hicieron por crear la
representación del héroe-artista, por convertirlo en un ícono cultural. Como
dijo un crítico italiano, Il Presley
della pittura.
Aunque Hedda Sterne
fue retratada entre el grupo de artistas conocidos como los Irascibles
-fotografiado por Nina Leen para la revista Life
publicada el 15 de enero de 1951-, la obra de mujeres expresionistas abstractas
ha sido ampliamente ignorada. Sterne, retratada de pie sobre una mesa,
considerablemente más alta que los otros artistas y por lo tanto aparte del
grupo, ha sido excluída de la historia, mientras Lee Krasner y Grace Hartigan,
otras dos expresionistas abstractas de la primera generación, nunca han alcanzado
la aclamación concedida a sus contemporneos masculinos. En el clima
predominantemente masculino, Krasner acortó su nombre de Lenore a Lee, mientras
Hartigan, a principios de los '50, adoptó por un tiempo el de George -por
George Sand-. Una vez adoptada la táctica para caracterizar la abstracción
americana como viril y violenta, en contraste con la suave sofisiticación de la
Escuela de París, devino infructuoso para críticos tales como Clement Greenberg
promover la obra de artistas mujeres.
Cuando Greenberg
escribió por primera vez acerca de Pollock para un público británico -en Horizon, 1948-, utilizó los siguientes
términos para caracterizar la obra de Pollock: "gótica, mórbida y
extrema" y "violencia, exasperación y estridencia". En 1945, en
la Nation, la describió como
"desagradable", y justificó este juicio diciendo que "todo arte
profundamente original luce dsagradable al principio", un sentimiento que
repitió al año siguiente. Pollock, según su paladín, estaba creando "arte
genuinamente violento y extravagante". Greenberg construyó una visión en
la que el arte americano era violento y brutal en contraste con el arte
francés, y vociferó en estos términos en una revisión en la que directamente
comparó a Pollock con Dubuffet: "[Pollock] es americano y más violento y
brutal, pero también es consumador. En cualquier caso, es ciertamente menos
conservador, menos que un pintor de caballete en el sentido tradicional que lo
es Dubuffet... Pollock apunta a un camino más allá del caballete, más allá de
la pintura móvil y enmarcada, quizás rumbo al mural, o quizás no. No lo puedo
decir." Greenberg infiere que la pintura de Pollock es radical y dura, y
la de Dubuffet conservadora y afeminada. Dubuffet es confinado al caballete, a
la escala de lo doméstico; Pollock es expandido al mural, al dominio público.
La escala, como la ha indicado T. J. Clark, fue un "operador de la
diferencia sexual". Por supuesto, como ha señalado Serge Guilbaut, el uso
de semejante vocabulario intentó establecer el poder de la Escuela de Nueva
York sobre la Escuela de París en la lucha por el liderazgo cultural y
Greenberg jugó un importante rol en esta batalla. Dado que el arte americano
fue visto por largo tiempo siguiendo al parisino, para afirmarse a sí mismo
como una escuela nacional viable tuvo que autodefinirse a través de su
diferencia. Entre los críticos se convirtió en norma el ver al expresionismo
abstracto, y a Pollock en particular, como ejemplos de masculinidad, pintores
de poder bruto más que de delicada sofisticación. De ninguna manera Greenberg
fué el único crítico en expresarse en estos términos. Escribiendo durante la
guerra o poco después, pensó a Pollock como parte del esfuerzo guerrero para
proteger del fascismo y la represión a la democracia y la cultura. Incluso a
fines de los '50, Lawrence Alloway asimiló las pinturas de Pollock a una
"redada satudad de bombas" y Michel Tapié habló de haber lanzado
"una bomba" sobre el mundo artístico parisino. La idea de que la
pintura de Pollock expresaba "un sentido radicalmente nuevo de la
libertad" acrecentó la impresión de que estaba del lado de los
libertadores. Es irónico que Pollock, eximido del servicio de guerra por causas
médicas, fuese imaginado de esa manera.
Virilidad y
agresión fueron características comúnmente adscriptas a la pintura de Pollock.
Robert Goodnough habló de las "violentas maneras de expresión" de
Pollock y afirmó que requería "fuerza" pintar como él. Sam Hunter, en
su introducción a la retrospectiva itinerante de 1957-1958, se refirió al
"agresivo espíritu de rebelión" de los expresionistas abstractos y
aludió a la "explosiva masculinidad" de Pollock. Lo pintó
comprometido en un "violento combate" en el "ruedo del conflicto
y la lucha", haciendo obvia referencia a la noción existencialista del
lienzo como un ruedo para la acción desarrollada por Harold Rosenberg. La
bestialidad también fue invocada, no menos quizás por el hecho de que Pollock
fue visto merodeando su lienzos como un animal acechando a su presa. Esta
construcción fue configurada por las fotos de Hans Namuth y Arnold Newman.
Pollock fue sorprendido arrojando pintura y moviéndose alrededor de sus lienzos
con la agilidad de un atleta o la concentración de un tigre. Las tomas con la
boca abierta sugerían que dicha actividad requería la fuerza y el esfuerzo de
un titán. Alternativamente, fue fotografiado sentado frente a la amenza de ser
hundido por sus arrolladores lienzos, sentado en exteriores, o en el estudio,
con un cigarrillo colgando de sus labios, enfrentando directamente la cámara en
una posa pnsativa, o SCROWLING frente a su Ford A. Estas imágens son parte de
la construcción "heroica" de Jackson Pollock y su obra ha devenido
ahora inseparable de ellas. Han sido correctamente comparadas con fotografías d
Marlon Brando, James Dean y otros actores hollywoodenses cuya brooding
masculinidad, virilidad y rebeldía fueron tan populares con los públicos
cinematográficos. Como Leja ha señalado, incluso el hábito de Pollock de
expresarse a través de afirmaciones tajantes hace eco de las características de
los héroes del film noir. Al igual
que su proceso pictórico, las fotos de Pollock se prestan a la interpretación
sexual.
Masculinidad
y poder también fueron inferidos por alusión a sus orígenes. Aunque estuvo allí
por un muy corto tiempo -menos de un año-, siempre se acentuó el hecho de que
Pollock nació en Cody, Wyoming, la ciudad a la que los americanos reconocen
como la bautizada por William Cody, "Búfalo Bill". Como ha indicado
Kirk Varnedoe, el anuncio de la primera exhibicion de Pollock para su muestra
en Art of This Century, estaba
encabezado por la leyenda "Joven de Wyoming", como si se pensase que
este era un hecho particularmente pertinente. Pero sus orígenes
"vaqueros", ficticios aunque reales, fueron recogidos
"oficialmente" tanto por los promotores de este arte como por los
críticos. Por ejemplo, Alfred Barr, en su escrito para el pabellón americano de
la Bienal de Venecia de 1950,
escribió que Pollock "nació en el Lejano Oeste, en una ciudad bautizada
por Búfalo Bill", como pensando que esto conferiría algún significado
sobre su obra. Desde esto sólo hay un corto paso hasta Homer Cahill, quien
escribió en el catálogo de Modern Art in
the United States que "el Nº 1
de Pollock da misteriosas alusiones de profundidad en las áreas enlazadas por
el lanzado galope de la línea". Pollock también ha sido fotografiado en
los '20 como un joven que usaba ropa de vaquero, y el hecho de que fuese visto
usando vaqueros en la mayoría de las fotos que le tomaron Namuth y Newman
confirma la imagen de tipo duro. En una entrevista con The New Yorker en 1950, Pollock expresó acerca de esta imagen:
"Crecí en el campo. Verdadero campo -Wyoming, Arizona, Carolina del Norte
y del Sur-. Nací en Wyoming. Mi padre tenía una granja cerca de Cody. En esa
época tenía unos catorce años, ordeñaba una docena de vacas dos veces al
día". Por lo tanto, probablemente no hubo sorpresa alguna para la
audiencia cuando casi las primeras palabras que Pollock pronunció en la banda
sonora del film de Namuth fueron: "Nací en Cody, Wyoming". Pollock
participó completamente en la construcción del mito vaquero.
¿En qué
sirvió a sus propósitos la construcción del mito de masculinidad? Mientras
Pollock puede haber aprobado la orden del día de Greenberg, la supremacía de la
Escuela de Nueva York sobre la Escuela de París puede no haber estado
principalmente en su mente en la construcción de su propia imagen. Pollock fue
competitivo por naturaleza -véase su actitud hacia Picasso-, pero la identidad
masculina debe haber servido algún otro propósito más que el de la causa
americana.
No puede
haber duda de que Pollock, con la ayuda de Krasner, participó con mucho gusto
en la que ha sido llamada la "mascarada" de la masculinidad. Ninguna
de las fotografías fue tomada subrepticiamente. A excepción de las fotografías
de acción de Namuth, hasta 1950 no habían sido tomadas fotos de Pollock que no
fueran específicamente posadas y que, por lo tanto, no fueran objetos de su
control. Tuvo la opción de no cooperar con el celebrado artículo de Life titulado "¿Es Él el más Grande
Pintor Vivo en los Estados Unidos?". Estaba entusiasmado con no hacerlo,
pero finalmente, él y Krasner estaban tan encantados con el artículo que ella
distribuyó copias en la apertura de la siguiente exhibición de Pollock en la
galería de Betty Parsons. Sobre el título, Pollock se veía casualmente parado
delante de Summertime, brazos y
piernas cruzados, vestido con jeans y chaqueta de denim negro, con un
cigarrillo en la boca. La leyenda reza que estaba parado
"caprichosamente". La postura de Pollock no podría ser vista sino
como masculina, provocativa e insolente, protegiendo la pintura del ataque
frontal y desafiando a aquellos que pudiesen pensar que no era el más grande
pintor vivo. Fue luego de la aparición de este artículo y de ver la muchedumbre
de coleccionistas en la inauguración de Pollock que de Kooning comentó que
"Jackson rompió el hielo".
Sin embargo,
siempre hubo una esencial ambigüedad hacia la persona de Pollock. Siendo joven,
en California, aunque no fue adverso a meterse en peleas, adoptó el aspecto de
un delicado esteta, prestando atención a su apariencia, peinando hacia atrás su
largo cabello suelto para develar totalmente sus rasgos ligeramente afeminados.
Incluso se autodenominó Hugo, un nombre con un tono europeo. Ya en Nueva York,
su imagen cambió bajo el cuidado de Thomas Hart Benton, cuya baja estima de las
mujeres era bien conocida y cuyas payasadas insistentemente machistas
influyeron claramente sobre Pollock. Benton culpó del riguroso dominio de la
abstracción a la debilidad de los hombres afeminados, especialmente a los
homosexuales, y su conducta machista fue una deliberada muestra de ello. Aunque
Pollock ya bebía con exceso, el ejemplo de Benton fue claramente un estímulo
para continuar por ese camino. Como comentó Stephen Spender, fue casi la norma
para los varones creativos en América ser alcohólico-dependientes. El hecho de
que Pollock fue incapaz de mantener o entablar cualquier relación significativa
con una mujer hasta conocer a Lee Krasner sugiere que la masculinidad puede
haber sido parte de una mascarada. Nada oculta la timidez o la femineidad
exactamente tanto como una imagen machista.
Casi todo
aquél que conoció a Pollock testificó tanto su lado violento, masculino,
generalmente manifiesto cuando estaba bebido, como el lado amable, femenino,
expresado, por ejemplo, en su amor por los animales y los niños. Dado su
interés en Jung, o al menos en la terapia jungiana, habrá sido conciente de la
idea de que el aspecto creativo estaba asociado con el principio femenino, el
ánima. Como sugiere Leja, quizás la misma noción de explorar el inconsciente
implica la exploración de lo femenino dentro de los masculino. Su propósito
-"Quiero expresar mis emociones"- no tiene un tono masculino. Pero en
el contexto de la imagen masculina adoptada por los artistas de la Escuela de
Nueva York, y en el clima masculino creado por el vocabulario asertivo de
Greenberg -que implicaba que el arte parisino, por su misma sofisticación, era
afeminado-, Pollock tuvo que jugar el juego para tener éxito. Y más aún desde
el momento en que fue un peligro el hecho de que la obra de Pollock de
1947-1950 fuese considerada afeminada. Aquí está Greenberg nuevamente en la Nation, en enero de 1948, describiendo
las pinturas chorreadas de Pollock de 1947: "el uso de aluminio desliza la
pintura alarmantemente cerca de lo bonito. "Ya escuché: 'patrones de papel
tapiz'", se lamentaba. Fue tres años después que llamó desagradables a las
obras más tempranas de Pollock, un término esencialmente masculino. Ese mismo
año, en Partisan Review, observó que
la imagen "total" (all-over
picture) "está muy cercana a la decoración -al tipo visto en los
patrones de papel tapiz que pueden ser repetidos indefinidamente".
Greenberg estaba molesto por la calidad decorativa de algunas de las pinturas
de Pollock, por su carácter bonito, por sus iridiscentes combinatorias de color
las que, a veces, devenían cercanas al kitsch. La decoración era doméstica, la
esfera del hogar y de lo casero, por lo tanto, era lo femenino. Pollock rehuyó
lo doméstico. Casi nunca fue fotografiado en un entorno doméstico sino siempre
en el taller, en exteriores o en una galería. La decoración es complaciente.
Los expresionistas abstractos asumieron la postura de no complaciente. Si hubo
una cosa acerca de la que estaban inquietos fue de que su obra fuese
considerada decorativa. William Gaunt, en un artículo en The Times de 1958 incitado por la retrospectiva de Pollock en la
Whitechapel Art Gallery, definió una pintura decorativa como aquella que
"más que crear la impresión de un intervalo en el muro, se adapta a la
superficie del mismo". Sugirió que la "consideración" en tales
obras debe darse a la "armonía de superficie". De esto podría
extrapolarse que la pintura decorativa se doblega ante el deseo de la
arquitectura y no se autoafirma. Es estereotípicamente femenina.
Las
fotografías de Cecil Beaton de mannequins
posando delante de pinturas de Pollock, publicadas en Vogue en 1951, son hoy celebrados documentos que los historiadores
del arte han empleado para probar un número de teorías acerca de Pollock y la
socialización de su arte. Clark ha sugerido que el salvajismo, el impulso
primitivo, el vulgar e incartografiado territorio o las "incolonizadas
áreas de experiencia" representadas por las pinturas chorreadas, fueron
colonizadas por la burguesía a través del acto de glamorización. Pero lo que ha
sido caracterizado por Clark como "vulgaridad" también podría ser
afeminamiento. El hecho de que Cecil Beaton usó la exposición de 1950 de
pinturas goteadas como telón de fondo para tomas de moda demuestra que Beaton
vió que eran apropiadas para el despliegue de femineidad extrema -la mannequin en el más actual vestido-,
tanto porque eran contrapartes masculinas o porque eran complementos femeninos.
Esto último parece lo más apropiado. Beaton escogió Autumn Rhythm como trasfondo para una modelo luciendo un vestido
negro terminado en el escote por un ribete rosado con un gran moño en forma de
rosa. El ribete rosado complementa los tonos de la pintura, feminizándola
inmediatamente. El definido corte diagonal del vestido replica la naturaleza
direccional de las chorreaduras y salpicaduras y la posición del brazo
izquierdo de la modelo refleja la marca castaña angulada sobre ella, a la
derecha. Otra fotografía muestra otra modelo sosteniendo un abanico abierto,
posando delante de Nº 1, 1950. El
abanico es un accesorio femenino. Sus varillas se disparan en distintas
direcciones, haciendo eco de los movimientos de las marañas de pintura. Una
foto más representa una modelo delante de Nº
28, 1950 luciendo un pañuelo de chiffon
cuyo rítmico movimiento repite los gestos de la pintura de Pollock. Aunque
Beaton no estuviese en sí informado del afeminamiento innato de la pintura de
Pollock, sin embargo, estas imágenes seguramente ayudan a darles género. Así,
han sido colonizadas dos veces seguidas. Incluso la imaginería reticular fue
susceptible de alusión a lo femenino: Parker Tyler refirió a Ariadna cuando
describió las pinturas de Pollock.
Si Greenberg
observó el riesgo de que estas pinturas podrían ser consideradas afeminadas,
entonces tuvo la mayor razón para caracterizarlas vigorosamente como
manifestaciones de lo masculino. Sin Pollock, su causa estaría perdida. También
Pollock debe haber sido consciente del peligro. Más que ser decorativas, el
artista sostenía que sus pinturas eran expresiones de la época del
"aeroplano, la bomba atómica, la radio", todas expresiones de
masculinidad o de tecnologías colonizadas por el varón. Pero en 1947 afirmó que
"cuando estoy en mi pintura, no soy conciente de lo que estoy
haciendo", y que "hay pura armonía, un fácil dar y recibir" en
el proceso pictórico. Estas explicaciones sugieren conformidad con la pintura.
Por 1950, cuando era sensible a la crítica de que sus pinturas eran producto
del accidente, modificó su posición y enfatizó su grado de control: "Yo
tengo una noción general acerca de aquello en lo que estoy y de lo que serán
los resultados". "Parece posible controlar el flujo de la pintura,
para una gran extensión, y no utilizo... el accidente". Por entonces,
quería afirmar públicamente su control sobre la pintura, una característica
estereotípicamente masculina. A pesar de la arrolladora imagen masculina
proyectada a través de escritos críticos y fotografía, Pollock puede haber
tenido un continuo sentido de inseguridad acerca de si esa imagen sería vista
como afeminada. Esto explicaría por qué en 1951 volvió a pintar imágenes
apestando a masculinidad: desnudos
femeninos y escenas de violencia, los tipos de imágenes de las pinturas
a las que Greenberg originalmente había caracterizado como
"desagradables", "violentas" y "extremas". Su
factura, sin embargo, era enteramente diferente.
En el primer
catálogo de Pollock, James Johnson Sweeney escribió: "El talento de
Pollock es volcánico. Tiene fuego... Es desmesurado, explosivo,
desordenado". Las cualidades orgásmicas de esta descripción no fueron
quizás fortuitas. En un capítulo previo, la relación de Pollock con Picasso fue
descripta como edípica. Si este fuera el caso, las pinturas fueron la Yocasta
de la relación. Dado que Pollock chorreaba pintura sobre lienzos desplegados
horizontalmente sobre el suelo, y que sus pinturas eran esencialmente líquidas,
Krauss compara el proceso pictórico con el acto masculino de micción, en
términos freudianos de extinción del fuego, de destrucción de la cultura,
mientras Varnedoe lo asimila a las relaciones sexuales. Para ellos pintar
deviene un acto de sublimación. En este contexto, el hecho de que Pollock
raramente admitía a Krasner en el taller mientras estaba pintando -o
"inseminando"- el lienzo, toma una significación agregada. Reuben
Kadish ha escrito que "la obra de Pollock fue una experiencia privada,
hecho en el cual se halla el por qué no toleraría tener a Lee en el
taller". Naifeh y Smith describen cómo Pollock se autoafirmó a través de
actos públicos de micción y mojando la cama. Para ellos, estos actos fueron
manifestaciones de destructividad y masculinidad, replicados en el acto de
chorrear pintura, acción donde Pollock "halló la potencia que lo eludió en
la vida real". Efectivamente, dan a entender que Pollock tuvo pulsiones
homosexuales.
Es demasiado
especulativo concluir que la incapacidad o falta de voluntad para configurar
una relación estrecha con una mujer de su edad antes de Krasner, su carencia de
hijos, su dificultosa relación con su madre y su imagen excesivamente masculina
indican una bisexualidad latente. Indudablemente, la política de masculinidad
fue empleada por otros para promover la fuerza de la Escuela de Nueva York.
Además, el dominio masculino fue un patrón normal de conducta en los '50,
especialmente entre aquella generación de pintores, pero Pollock mismo parece
haber impulsado el uso de una imagen masculina excesiva para camuflar un
aspecto de femineidad. Al menos, el de su pintura.
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(Exposición).
WEINBERG, Jonathan. "Pollock and Picasso: the Rivalry and the Escape". Arts Magazine. Summer, 1987.
La cita de Reuben Kadish
está tomada de intercambio epistolar con el autor.
www.de artesypasiones.com.ar ©DNDA Exp. N° 340514
[1]
Tomado de LEWISON, Jeremy. Interpreting
Pollock. London: Tate Gallery
Publishing, 1999. Trad.: Marcelo Giménez.
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